¡Qué descaro!

El planteamiento de algunas organizaciones de derechos humanos para que República Dominicana no exija cédula ni acta de nacimiento a los ilegales haitianos que se  acojan al Plan de Regularización de Extranjeros (PRE), es un descaro insolente e inaceptable.

 Coadyuvante de la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional y a la Ley 169-14 de Naturalización que establecen tanto los requisitos como las excepciones para obtener la nacionalidad dominicana, el PRE busca poner orden y establecer la cantidad y el estatus de los extranjeros que están en el país.

Pero el principal insumo es un documento que diga quien es quien. Solo que la iniciativa, aplaudida y apoyada por todos los sectores, evidencia entre otras cosas, la debilidad institucional de Haití, el desentendimiento de la clase dirigencial con su población y la irresponsabilidad de una comunidad internacional que si bien es ágil para criticar y reclamar, resulta ineficaz para resolver.

 Porque si las grandes potencias hubieran querido, los haitianos ya tuvieran documentos. El proceso de regulación nos costará unos mil millones de pesos y pese a que en todos los lugares donde se han aplicado iniciativas similares son los interesados quienes pagan para normalizar su situación, nosotros lo estamos ofertando gratis, y a la fecha más de 31 mil se han regularizado.

Una facilidad que parece no entienden o no quieren entender las autoridades haitianas, quienes pese a ser sus ciudadanos los principales beneficiarios, les cobran altas sumas por emitirles la documentación y se la ponen difícil para entregarla.

 Pero como siempre pasa, voces pagadas e interesadas ahora han querido decir que si el PRE no marcha mejor es por culpa de nosotros.

Hace unos días el canciller Carlos Morales Troncoso  tuvo que recordarle al gobierno haitiano,  muy cortésmente, pero documentos en mano, que aquí si se le han dado todas las facilidades que ellos han pedido.

Por eso, pretender que encima de todo el aporte que estamos dando en dinero, procedimientos, paciencia y tolerancia, renunciemos también a los requisitos mínimos del PRE, es una sinrazón inaceptable que ni se contempla.

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