“Quien tenga Patria que la defienda. Y quien no la tenga, que la conquiste”. José Martí (1853-1895).

Thursday, January 15, 2015

Pueblo dominicano, ¡Reuníos! para salvar la patria

juanmanuelrosario87@yahoo.com.
la República Dominicana vive uno de los momentos estelares de su historia, en el que se siente con extraordinaria y singular fuerza la manifestación de comportamientos transgresores de las más nobles aspiraciones de los dominicanos; acciones socio-culturales y económicas que adversan a los valores y principios primigenios que dieron origen a la conformación de la identidad nacional, a los ideales históricos que sirvieron de altar heroico sobre el que se levantó la dominicanidad y la visión duartiana de que “La política no es una especulación; es la Ciencia más pura y la más digna, después de la Filosofía, de ocupar las inteligencias nobles.”
Es observable el denodado esfuerzo realizado por quienes ven en la patria el pedestal para satisfacer sus mezquinos y bastardos intereses; aunque eso conlleve pisotear a todo un pueblo, no aman a su patria, la desprecian; ya dijo el apóstol de la libertad, José Martí, “La patria necesita sacrificios. Es ara y no pedestal.”
Los que se han olvidado, con su actitud desligada al interés nacional, o repudian a la República Dominicana con su deleznables actos, sacrifican a diario a la patria por no ser para ellos ara, sino catapulta de sus vergonzosas aspiraciones egoístas.

Están dispuestos a arruinar todo lo que sirva de obstáculo a sus toscos intereses, tal como lo advirtió el gran Juan Pablo Duarte:  “Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestros, están todos muy acordes en estas ideas; destruir la nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a la Nación entera.”
La ausencia de la cualidad que caracteriza a los hombres y mujeres que aman a su patria, ha golpeado de manera inmisericorde la dominicanidad, el orgullo de pertenecer al suelo patrio que vio nacer a uno de los pueblos más valientes de América: el dominicano.
El comportamiento agreste frente a los intereses inmarcesibles de la patria ha constituido una estocada al orgullo de la dominicanidad; quienes han gobernado a la RepúblicaDominicana no se han comportado con la debida rectitud y entereza frente al designio histórico que nos legaron nuestros Padres de la Patria, de luchar sin descanso, no solo para preservar, sino de consolidar la nación dominicana.
La herencia de valentía, de patriotismo, que ha caracterizado, a través de la historia, al pueblo dominicano ha sido conculcada por quienes se preocupan más de los intereses personales y particulares que por aquellos que representan el orgullo de ser miembros de la sociedad cuya estructura antropológica y sociológica se mueve en la lógica de un sincretismo cultural que nos enorgullece dentro de los pueblos de América.
El pueblo dominicano es un ejemplo de gloria en América, que ha escrito hermosas páginas que enaltecen la dignidad de Latinoamérica. Sangre de origen dominicano participó con heroísmo en la Guerra de Independencia del pueblo de Cuba: Máximo Gómez, el titán de bronce Antonio Maceo, de origen dominicano, y Francisco Gómez Toro (Panchito), hijo de Máximo Gómez; el internacionalismo de los dominicanos, para solo citar un caso, se puso en alto en el ejemplo de Gregorio Urbano Gilbert, quien se integró en la Guerra por la Soberanía de Nicaragua, junto con el General de Hombres Libres, Augusto César Sandino; y la bravura de los dominicanos se empinó frente a la ocupación norteamericana del año 1916, y de igual manera contra la intervención norteamericana del año 1965.
Es lastimoso que un pueblo tan digno y que ha demostrado tanto heroísmo en su historia, hoy hay quienes intenten degradarlo a niveles sin precedentes; asimismo, constituye un dolor para los verdaderos y auténticos dominicanos que a quienes les ha tocado dirigir a la República Dominicana en las últimas décadas, hayan tratado con superficialidad y hasta con desdén, el desarrollo de los valores culturales dominicanos, así como de sus estructuras económicas, sociales y políticas.
Hoy la República Dominicana necesita de un extraordinario esfuerzo para recobrar el sendero que conduce a levantar la soberanía dominicana, al mismo tiempo que se aplican planes efectivos para hacer más fuerte y eficiente las instituciones, que hagan menos pronunciada la brecha entre ricos y pobres, donde haya una mejor distribución de las riquezas, y que la participación política se convierta en el estandarte que dé al traste con una democracia representativa, y así abrir el camino hacia una democracia participativa, donde las decisiones sean de la gente, para la gente y por la gente.
Por esa razón, hoy más que nunca constituye un desafío que las fuerzas político-sociales, sin importar origen partidario de sus componentes, se unifiquen como un solo hombre o una sola mujer, para encausar una gran lucha para salvar la Patria. ¡Formemos un gran frente patriotico para salvar la patria!
Es indispensable la unidad de los grupos como el Comité por la Ayuda Internacional con Haití, Unidos por la Renovación Nacional, la Red Nacional por la Soberanía, los Hijos de Duarte, de personas que se identifican con la lucha a favor de cambios reales en la República Dominicana, por y para la soberanía, el desarrollo institucional y una mejor distribución de los ingresos nacionales.
Esa unidad no slo debe llevarse a cabo sin importar los orígenes partidarios de sus componentes, sino, y también, que debe ser abordada con la debida madurez, para poner los objetivos de la nación por encima de cualquier desavenencia particular o personal.
Ninguna persona, por muchos que sean sus méritos, sus virtudes, está por encima de un pueblo, porque la gloria de todo el mundo cabe en un grano de maíz, parafraseando a José Martí.
Es recomendable que se cree un Comité Gestor para unificar a todas las fuerzas, personas y personalidades de la vida nacional que coinciden, ya que la República merece mejor suerte en la defensa de sus intereses patrios.
No es posible que la República Dominicana acepte que ningún gobernante evada el sagrado e ineludible compromiso de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes del país, porque esa Constitución y nuestras leyes obligan a cualquier representante público a defender sin condiciones cualquier intento de mancillar nuestra soberanía; sin embargo, los gobernantes han actuado como si se tratara de un escenario donde lo que está en juego es la preservación de su imagen y sus intereses personales o grupales.
De igual manera, es inaceptable que los gobernantes y el pueblo dominicano cedan un ápice de la soberanía nacional a Organismos Internacionales o a su representantes en el territorio de la República, como se ha sucedido sin miramientos en la aplicación de política migratoria, donde la República Dominicana prácticamente ha entregado sus derechos soberanos como nación, por la actitud carente de firmeza del presidente y el gobierno dominicano.
La República Dominicana tiene la necesidad histórica de retomar el ejemplo de la gloria ganada en Cachimán, el Memiso, 19 de marzo, 30 de marzo, la Estrelleta, Beler, el Número, Santomé, Cambronal, la Restauración…; y del heroísmo de Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella, Antonio Duvergé, Gregorio Luperón, de los patriotas de la carga de los andulleros ; de los dominicanos que con arrojo patriótico defendieron la nobleza y grandeza de la bandera y el escudo dominicano en el 1916 y 1965…
Es ineludible para el bien del presente y el futuro de los dominicanos y dominicanas enfrentar y derrotar la actitud que, en la actual etapa histórica del país, es la continuación de la asumida desde el momento de la Independencia Nacional en 1844 por quienes desconfiaron de la dominicanidad y se inclinaron cobarde y oportunistamente por el protectorado o la anexión de la República.
Hoy como ayer es visible dos comportamientos enfrentados en la República Dominicano: Por una parte los que se agrupan en torno a renunciar a la soberanía nacional, poniéndose al servicio de intereses foráneos, usando, como bandera de su miserable falta de carácter, valentía y amor a su país, el más grosero de los oportunismos: el argumento de que la lucha por la soberania y la identidad nacional es cosa del pasado; signo distintivo  de los hombres desabrigados de principios patrios; y por la otra parte estan los hombres y mujeres que han decidido seguir el camino trazado por el espíritu de la dominicanidad parido por la Independencia, Cachimán, el Memiso, 19 de marzo, 30 de marzo, la Estrelleta, Beler, el Número, Santomé, Cambronal, la Restauración…; porque en cada batalla por la conquista y consolidación de la Independencia Nacional ha habido  hombres y mujeres henchidos de amor por la patria, algo tan necesario para el país en las actuales circunstancias históricas.
Ayer los que desconfiaron del porvenir de la existencia de la República Dominicana y la dominicanidad arguyeron pretextos de sobra para no defender la independencia y la existencia de la República Dominicana; argumentos para justificar la ambivalencia de espíritu y de carácter frente al porvenir de la independencia y la integridad de la patria.

Hoy los que tienen a la patria como pedestal y no como ara usan como subterfugio lacerante a la conciencia nacional, para darle vida a su comportamiento alejado de la defensa del interés general de la nación, la tesis sin principios de que vivimos en la época de la globalización, donde ya no tiene cabida el amor a lo autóctono, al país, a la patria.
Contrario a lo que piensan de tal manera, de los que olvidan o desconocen el real significado de los valores patrios;más que nunca los Estados deben fortalecer su estructura para evitar ser engullidos por fuerzas externas que tienen como única brújula el interés desmedido generado por las inmensas fortunas invertidas en todo el planeta.
Para poder participar con éxito en el llamado mundo globalizado es necesario darle vida a las características socio-culturales locales, porque para poder ser global primero hay que ser local; la interacción mundial de los estados requiere de una fuerte personalidad como nación; un país sin personalidad o con baja autoestima está expuesto irremediablemente a ser sepultado por las fuerzas que gravitan en el escenario internacional, confabuladas con los pusilánimes internos.
La ambivalencia, o la cobardía de los dirigentes políticos y sociales, o de los gobernantes sin carácter y de baja autoestima, podría significar poner a un país o al Estado en el riesgo de caer en la emboscada histórica que tendría como precio la perdida de la independencia plena en el amplio sentido de la palabra: Soberanía económica, política y cultural.
La República Dominicana ha estado sumergida en los últimos tiempos en un gran debate, discusiones y reflexiones sobre la soberanía y los aspectos migratorios. Entorno a esos aspectos se han levantado posiciones de todo tipo a favor y en contra de una política migratoria que defienda los intereses soberanos del estado dominicano; posiciones a veces claras, en ocasiones confusas; en otras dubitativas, y unilaterales por conveniencias.
Hay quienes en nombre de los supuestos derechos humanos de las personas se han abanderado en pisotear los derechos inalienables del Estado dominicano como sujeto del derecho internacional. Detrás de la defensa de unos derechos humanos de los inmigrantes se esconde en algunas ocasiones el cumplimiento de órdenes emanadas de organismos internacionales, quienes se han propuesto, dentro de su estrategia geopolítica, desintegrar al Estado dominicano para buscarle una salida al inoperante y fallido Estado haitiano a través de crear un nuevo Estado que integre tanto al dominicano como al haitiano.
El elemento motivador para esa terrible campaña contra la República dominicana es el de generar un desprestigio de su imagen tanto interna como externamente, para poder justificar cualquier acción dirigida a obtener el objetivo ya establecido en el programa de desbaratar la existencia del Estado dominicano. No es verdad que detrás de las discusiones este un objetivo de carácter migratorio; eso es el pretexto, el verdadero propósito es el ya palpado en la acciones recientes contra los derechos soberanos e inalienables de la República Dominicana.
Las consecuencias de los propósitos orientados a desintegrar a la República Dominicana van a ser de consecuencias no previstas por los arquitectos de la estrategia de la geopolítica de crear un Estado único en la isla que hoy alberga a Haití y a República Dominicana: Es casi seguro que se crearía una situación invivible que afectaría a todo el Caribe y América Latina; por ese motivo es mejor buscar una salida a través de potenciar acciones que conjuren la debilidad del Estado haitiano, para que este asuma de manera efectiva la administración de su población.
Aunque se alega que el Estado dominicano recibe fuertes presiones internacionales, que es verdad, hay que resaltar que los verdaderos responsables de la desprotección y la inexistente defensa de la soberanía nacional son los gobiernos que ha tenido la República Dominicana, particularmente en los tiempos recientes.
“La presión internacional” se ha convertido en una elegante excusa para evadir la responsabilidad de defender a la República Dominicana, por parte de los gobiernos, y muy concreto por las actuales autoridades dominicanas.
Excluir de responsabilidad al (los) gobierno (os) dominicano (os) es una gran irresponsabilidad de quien lo haga. Es cuestionable que haya quienes concentran todo su discurso contra Haití, contra la inmigración haitiana; pero que sin embargo hacen un gran esfuerzo por exonerar de responsabilidad a las autoridades dominicanas.
Tanto los gobiernos del Partido Reformista como del PLD y el PRD, así como los legisladores  y el sistema judicial dominicano, tienen una responsabilidad histórica y concreta, en mayor o menor medida, con el desamparo que gradualmente viene sintiendo la defensa de la soberanía nacional.
En el año 2004 se promulgo la Ley 285-04 sobre Migración y duró más de 7 años sin reglamento de aplicación.
¿Quién o quiénes fueron los responsables de que tal situación se mantuviera así, dejando al estado dominicano sin la aplicación de una Ley de Migración en ese periodo? Evidentemente que el presidente de la República de ese momento tenía la obligación de emitir un decreto con relación a crear el reglamento de dicha ley, y no lo hizo.
En el año 1999 se hizo un instrumento de aceptación de la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos  y el mismo  no fue enviado al Congreso de la República para su aprobación, violando las normas constitucionales dominicanas.
¿Quién fue el responsable de tal irrespeto a la Constitución Dominicana? El presidente de entonces.
El presidente de ese momento no solo violó la Constitución al no enviar tal instrumento para ser aprobado en el Congreso de la República; sino que expuso de manera peligrosa al Estado Dominicano frente a la injerencia extranjera a través de las sentencias emitidas por la Corte IDH.
En el año 2002 un vicecanciller de la República Dominicana firmó un acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, sin dicho funcionario estar facultado para firmar acuerdos que obligaran a la República Dominicana en un plano internacional
¿Quién es responsable de que un vicecanciller metiera al país en un problema de esa naturaleza? El canciller de entonces y el Presidente de la República del momento.
Por suerte para el país que un grupo de ciudadanos dominicanos sometieran ante la Suprema Corte de Justicia de la República un recurso de inconstitucionalidad contra ese acuerdo, y tal entidad lo declaró inconstitucional.
En diversas ocasiones en la cancillería se elaboran documentos que son verdaderos compromisos internacionales al que ellos llaman memorándum, o cualquier otro nombre, y no lo envían al congreso alegando que se trata de puros actos administrativos, violando las normas constitucionales de la República Dominicana; es como si cualquier consultor jurídico de la cancillería se arrogara la competencia de decidir que es un acto administrativo, o que es un acuerdo que obliga en el plano internacional a la República Dominicana; exponiendo de manera delicada al estado dominicano a meterse en un lio internacional.
He sabido por todo que la cancillería dominicana tiene una fuerte inclinación a nombrar en su cuerpo diplomático y administrativo a aquellos que en alguna ocasión de su vida han mostrado una fuerte inclinación a estar identificados con discursos dubitativo frente a los intereses del país; mientras que se desprecia a aquello que de manera vehemente han estado al lado de la defensa de la patria; cuando el único papel del servicio exterior es la defensa del interes patrio, sin discusión; el servicio exterior no es un centro de deliberación ideológica en materia de política exterior; sino la entidad del Estado responsable de defender los intereses del país; no tiene espacio el convertir las posiciones ideológicas particulares, las decisiones personales, en política exterior o administrativa.
Aquellas personas considerados como nacionalistas o patriotas son vedados por el gobierno y las autoridades gubernamentales para ejercer las funciones diplomáticas y consulares del país; porque según tales autoridades la imagen del país está mejor garantizada cuando quien representa al país tiene como altar la genuflexión, la actitud dubitativa, que habla de cordura complaciente a los intereses contrarios al pais, de prudencia entreguista; o sea, las autoridades dominicanas tiene más predilección por aquel que resalta como algo muy rico la cultura extranjera y muestra cierto desdén por la cultura del dominicano.

Aquel que actúa con la actitud de Guacanagarix o de  malinchismo  es premiado por las autoridades dominicanas, porque los gobernantes dominicanos se preocupan más por su imagen personal, la aprobación que puedan recibir de los organismos internaciones, que por la aprobación del pueblo dominicano.
El nombramiento de personas sin preparación para el manejo de los asuntos diplomáticos y consulares, es otra de las grandes irresponsabilidades que está carcomiendo la efectividad en la defensa de los intereses de la República Dominicana; y además es una desconsideración a los jóvenes que han estudiado Diplomacia,Derecho internacional,Relaciones internacionales…, a nivel de maestría y licenciatura, y no son tomados en cuenta por las autoridades, quienes piensan más en el favor político adeudado que en la calidad del cuerpo diplomático y consular dominicano.
Con deleznable actitud, también, se desenvuelven los políticos de oposición, quienes han evidenciado una impericia en el manejo de la cosas sobre la soberanía dominicana que raya en la vergüenza…. Carente de la más elemental formación técnica, imbuido de una pobreza de ideas sin parangón en la historia dominicana.
Es por ello que, asimismo, en todo lo concerniente a la política migratoria y fronteriza de la Republica Dominicana se siente con fuerza la irresponsabilidad de los gobiernos; y muy concretamente del actual,  que aun recibiendo un buen andamiaje jurídico, no ha sido capaz de articular una correcta política migratoria y de protección fronteriza para defender al país.
La República Dominicana esta frente a un gobierno carente de la vocación soberana para defender el pais; de un gobierno dispuesto a entregarlo todo para complacer a los arquitectos de la geopolítica orientados a debilitar progresivamente al Estado dominicano, para así hacer posible lo que ellos llaman una fusión de hecho como inicio de la fusión de iure.
Los dominicanos y las dominicanas tienen que hacer conciencia sobre esta realidad y no entregar su país por un empleíto, porque la patria no tiene precio.
Es necesario levantar con ahínco, y la firmeza exhibida por los fundadores  de la República, el soporte cultural que le da vida a nuestra existencia como nación y aplicar políticas contundentes marcadas con objetivos orientados a desarrollar una imponente estructura socio-económica y cultural que corrija los niveles de desigualdad socio-económica y los descuidos de salvaguardia cultural que perviven en el país.
La República Dominicana tiene el desafío de implementar acciones dirigidas a crear una eficiente politica de fronteras, fortalecer sus instituciones haciéndolas más democráticas e inclusivas para garantizarle a cada dominicano un empleo y salario digno; un servicio de saludde calidad; educación primaria, educación superior y formación técnica que le permita  vencer la pobreza y las desigualdades sociales.
Asimismo, la República Dominicana debe preservar y defender su medio ambiente, agresivamente atacado por la depredación de los bosques; impulsar una mejora en suinfraestructura, macroeconomía, eficiencia del mercado de bienes, sofisticación del mercado financiero, tecnologías, tamaño de mercado, sofisticación de los negocios, innovación, desarrollo de los componentes culturales de la sociedad dominicana, guardando y promoviendo nuestras raíces y tradiciones culturales; disminución de la pobreza, combate real a la corrupción en la administración pública, defensa de la integridad soberana de la República Dominicana;fortalecimiento de la frontera juridica dominicana…., como única manera de potenciar la fortaleza del Estado Dominicano y por consiguiente reducir los efectos adversos que generan los actos de injerencia procedentes de las grandes fuerzas que intentan hegemonizar las relaciones mundiales.
Arriar la bandera por falta de temple sería una de las más detestables cobardías como nación o como personas responsables de defender la existencia, integridad y desarrollo de la República Dominicana.
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