“Quien tenga Patria que la defienda. Y quien no la tenga, que la conquiste”. José Martí (1853-1895).

Friday, July 10, 2015

Culpar a los demás y condenarlos (Un cuento haitiano)

En Washington, en el Palacio neoclásico y decimonónico
que alberga la sede de la
Organización de los Estados americanos, durante la
disertación del ex Presidente Leonel Fernández, el representante de Haití ante
el organismo hemisférico, le reprocho al disertante dominicano que no había
colocado a la “revolución” haitiana dentro de los acontecimientos que habían
ayudado a la integración del continente, capitaneada por la figura incomparable de Simón Bolívar.
El paréntesis que hizo el embajador, plagado
de falsedades, compara a la “revolución”
haitiana, con las grandes hazañas que han hecho avanzar los derechos humanos y las libertades en el continente. Según ello, Bolívar hallo toda su inspiración para
la libertad en la figura de Alexandre Petion, el primero de una saga de
presidentes vitalicios que sólo concluye en Jean Claude Duvalier (1986). Pronunciadas en tan alto consistorio estas
ocurrencias podrían engendrar equivocaciones; hacernos tomar decisiones andando
en las nieblas. ¿Puede
ser considerada la “revolución” haitiana como un acontecimiento ejemplar para
el continente americano? ¿Podría haber servido ese acontecimiento para
integración del continente, y sería
justo compararlo con las hazañas de Bolívar?
En la OEA , en esos conciliábulos donde se elabora la política del continente, no
pueden resultar válidas esas mentiras,
empleadas incluso para acusar al propio libertador Simón Bolívar de no haber tomado en cuenta a los haitianos,
sustituyendo los hechos con opiniones falsas.
Para despejar todas las dudas examinemos punto por punto las
repercusiones de esta creencia.
En todas las revoluciones, lo más importante no es el espectáculo de las matanzas ni de las venganzas
colectivas ni la fascinación que genera en algunos de sus personajes los baños
de sangre, sino el régimen de derecho que se implanta en las épocas de paz. La
Revolución francesa, por ejemplo, dejó
como una herencia el Código Civil. En cambio, desde el punto de vista político
la “revolución” haitiana creo en el continente la figura de la monarquía
absoluta, de los dictadores vitalicios y de los emperadores. En lugar de
abrazar los principios de la revolución francesa, y fundar una república
inspirada en los tres poderes de Montesquieu, hizo entrar en la historia un
pasado superado. Ese régimen reaccionario no tuvo repercusiones en ningún país
del continente, y sólo los dominicanos padecimos su expansión espantosa.
La abolición de la esclavitud en la colonia
de Saint Domingue, antecedente de Haití, fue una
disposición tomada por Revolución francesa. El decreto del 4 de febrero de 1794 (16 Pluviose,
año II) la Convención suprimió la
esclavitud, y ordenó a los comisionados Sonthonax y Polverel que aplicarán el
decreto en la colonia de Saint Domingue. Ese acontecimiento desató la “revolución”
haitiana. La esclavitud fue suplantada por los trabajos forzados durante el gobierno de Toussaint Louverture y,
postreramente, durante el reinado de Dessalines. Tras la caída del reino de
Christophe, Jean Pierre Boyer, se propuso volver al sistema de plantaciones
de sus épocas de gloria. El Rey Christophe se hizo construir con el trabajo
esclavo una impresionante fortaleza, la ciudadela de la Ferriere, a 900 de altitud. Miles de esclavos murieron en la construcción
de ese impresionante mausoleo. El
movimiento independentista que
encabezaron los esclavos obedeció a un
sentimiento primario de existencia y no
estuvo guiado por ideales trascendentes de libertad y autodeterminación del
pueblo haitiano.
Tras la ayuda militar prestada por
Alexandre Petion a Simón Bolívar, las relaciones entre la Gran Colombia y Haití
comenzaron a desvanecerse . Son muchas las razones de este
desencuentro: 1.La
Constitución haitiana privaba del derecho de propiedad a los blancos, implantaba
el exclusivismo racial (Consúltese Art. 12, Constitución de 1805). En el
frontis de la Constitución refrendada por el libertador de Haití, Jean Jacques Dessalines, el redactor del texto
constitucional Boisrond Tonnerre
escribió estas palabras introductorias, que muestran la imposibilidad de convivencia entre
negros y blancos:
“Para redactar este
Acta Constitucional—escribió Boisrond
Tonnerre—fue necesario la piel de un
blanco como pergamino, el cráneo de un blanco como escritorio, la sangre de un
blanco como tinta y como pluma una bayoneta”
Ninguno de los libertadores
hispanoamericanos se habían inspirado en semejante credo de odio racial. En
todas las Constituciones del continente, salvo en la haitiana, tiene primacía el principio de la igualdad
sin importar raza, color u origen. Ni a Bolívar ni a Sucre ni a Santander les interesaba iniciar
una guerra racial. José Martí, el apostol de Cuba, había dicho premonitoriamente que los negros
habían vivido demasiado tiempo en la esclavitud, para entrar voluntariamente en
la esclavitud del color. Las relaciones de Simón Bolívar y Alexandre
Petion han sido cubiertas con una fraseología que esconde la verdad. En los foros internacionales y en las
reuniones diplomáticos se hacen declaraciones mentirosas, para generar apoyos
inmerecidos, fundados en falsedades históricas. El embajador haitiano presenta a Petion como un precursor
de Bolívar, y a la llamada “revolución” haitiana como la clarinada de las
independencias del continente.
En
1824, Jean Pierre Boyer, heredero de
Petion, envió una misión diplomática a la Gran Colombia, encabezada por Jean
Desrivieres Chanlatte, para hacerle dos propuestas a Francisco de Paula
Santander. 1. Declararle la guerra a Francia, lo cual implicaría la derrota de
los ejércitos libertadores; 2. En caso contrario, que pagaran íntegramente toda la ayuda
militar prestada por Petión a Bolívar, cuando paso por Los Cayos, en 1816. Lo
que antes había sido considerado como una
donación de Petion al libertador se convirtió en un préstamo. El enviado de
Boyer a Colombia, Jean Desrivieres Chanlatte escribe al Secretario de
Relaciones Exteriores Pedro Gual, el 16 de julio de 1824 lo siguiente:
“Sin embargo, antes de salir de esta
ciudad, no puedo dejar de reclamar una deuda contraída por el Gobierno de
Colombia, (después del deceso de Su excelencia, el Presidente de
Haití, Alexandre Petion) para
suministrar armas y municiones bajo la
autorización del Excelentísimo Simón Bolívar, Libertador Presidente. Se adjunta
una copia del reconocimiento legalizado, de fecha 27 de septiembre 1820 en
Los Cayos, que ha proporcionado agente general Sr. John B
Elbers del comercio de la República de Colombia, para probar la recepción de la
entrega”. “(Consúltese “correspondencia de Pedro Gual, Secretario
de Relaciones Exteriores” Biblioteca de Bogota; tesis de Daniel Gutiérrez “La
Colombie et Haití, un rendez vous manqué 1819-1830, Bulletin No. 32,2010,
Université de París).
La Misión Chanlatte obligó a la Gran
Colombia a endeudarse con la banca londinense para poder satisfacer las
apremiantes exigencias de los haitianos. La generosidad de Petion fue cobrada
con creces. Sin embargo, en los foros internacionales, los haitianos continúan
empleando la desinformación historiográfica para hacerse acreedores de una
deuda histórica, pagada en sonantes luises.
Llegados a este punto, podemos rematar con
algunas conclusiones. La revolución haitiana no puede inspirar la integración y
la libertad de América, tal como había
reclamado el embajador de marras:
1.Porque sus
Constituciones se basan en la desigualdad de la raza. No tuvo consecuencias
jurídicas en el continente ni en el mundo.
2.Porque el régimen
político creado por sus libertadores: la monarquía absoluta y los gobiernos
vitalicios, no supusieron la existencia de un régimen de derecho, republicado,
electivo, representativo, tal como fue el caso de todas las repúblicas
americanas, incluyendo la Republica Dominicana.
3. Porque sus reyezuelos y dictadores y sus sistemas jurídicos privaron al pueblo
de la capacidad de autodeterminación una
vez que alcanzaron la Independencia. En varios casos, fue, sencillamente, un
cambio de amo. El régimen haitiano, desde punto de vista político ,fue un retroceso; se inspiró del Ancien Regime;
no tuvo consecuencias en el resto del mundo y desde el punto de vista jurídico,
su legado fue una barrera judicial contra la cual se han sublevado las
democracias y las Constituciones, inspiradas en los derechos del hombre y del
ciudadano.
¿Cuál es la interpretación que hacen los haitianos de estos hechos históricos?
Según esto, los países del continente y las
potencias del mundo no le perdonaron a
los haitianos que hubiesen creado una república independiente con los antiguos
esclavos.
Los que plantean este disparate de
cortísimo alcance ignoran que Haití decidió cerrarle el país a los extranjeros,
que destruyó, aplicadamente, toda la riqueza recibida de la colonia más rica
del continente. Se
trata de una opinión acusatoria,
sustentada por la nación que ha recibido la mayor porción de ayuda extranjera
del mundo, en todo el continente. Según esto, la culpa de su gran retraso
histórico no es imputable a sus malos gobiernos ni a la deforestación de su
territorio ni a su organización social que excluyó los progresos venidos de
fuera, sino al mundo exterior sobre el que han vertido la culpa de todas sus
desgracias.
Una
sociedad que practica la ceguera ante lo que, realmente, sucedió en el pasado,
que omite la verdad con el propósito de
presentarse como víctima ante el mundo y culpar a los demás de todo lo malo que le ha
ocurrido, no puede desarrollar sus capacidades ni logrará superar el estadio
infantil del asistido social ni tener confianza, responsabilidad para salir del atolladero.


Con una visión deformada del pasado, no
puede comprenderse el presente. Alejados
de la realidad, acostumbrados a victimizarse, emplean la historia para acusar, chantajear y
agredir. En la guerra – decía Carl Von Clausewitz—no se trata sólo de
someter al enemigo por los dispositivos diplomáticos, sino que, además, se
emplean otros medios como el descrédito,
el chantaje, la maquinación internacional y la manipulación de la opinión
pública. A estos malos, y poco meditados
enfoques se suman, personajes de talla mundial como la actriz estadounidense, Angelina Jolie o el obispo de Sudáfríca, Desmund Tutu, con el propósito de convertir la
propaganda del sufrimiento haitiano en
un arma contra nuestra propia existencia. sp-am
http://almomento.net/opinion-culpar-a-los-demas-y-condenarlos-un-cuento-haitiano-2/48775

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