Con caretas políticas

Los haitianos saben que su país está deforestado; saben que en la mayor parte de su territorio no es posible una agricultura rentable; también saben que su población alcanza diez millones de habitantes. El presupuesto gubernamental de Haití es cubierto mediante “donaciones internacionales”. Durante una década el país vecino ha estado intervenido militarmente por Minustah, una “misión” de la Organización de Naciones Unidas (ONU). En Haití no hay ejército, ni ley, ni orden. La epopeya de su propia historia conspira contra su desarrollo económico y social: odian a los blancos; en casi todos los contextos, extranjero y blanco significa lo mismo para los haitianos.

¿Cómo puede haber inversión extranjera si los inversionistas son blancos? En las viejas constituciones haitianas se establecía que ningún extranjero podía ser propietario. Por influencia de los norteamericanos esta situación ha cambiado en el texto de la constitución vigente, pero persiste en los sentimientos de la población, lo cual dificulta su incorporación a “la modernidad”. Pero lo peor de la psicología social de los haitianos es su rencor hacia los mulatos. Los mulatos no son blancos, pero tampoco son negros. Las guerras y divisiones políticas que por este motivo ha tenido Haití son “el meollo de su historia”. Dessalines murió en 1806, en Mirebalais, en medio de una lucha entre negros y mulatos.

El líder político Jean Bertrand Aristide sostiene que la causa de todos los males de Haití la tienen los mulatos. Aristide, expresidente de Haití y exsacerdote católico, ha vivido en Santo Domingo. El escribió una tesis sobre este asunto en compañía de Lorimer Denis. No se trata, pues, de la antigua división insalvable entre el emperador negro Henri Christophe y el mulato Alexandre Pétion. Es un político actual, quien dirige el partido “Lavalas”, esto es, “La avalancha”.

¿Si un líder negro de Haití odia a los mulatos de Haití, cuanto más odiará a los mulatos dominicanos que ni siquiera hablan el “creole”? Es hora de que los dominicanos entiendan “de donde salen” las decisiones de los dirigentes haitianos; no ven claro su futuro sin el territorio dominicano. Nosotros, no lo olvidemos, somos un país poblado por mulatos desde el siglo XVII. Pronto nos despojaremos de las caretas políticas.

http://hoy.com.do/con-caretas-politicas/autor/federico-henriquez-gratereaux/#comentarios