Deportaciones de ilegales

La Dirección de Migración ha hecho de conocimiento público que esa dependencia oficial ejecutora de la política migratoria, está debidamente preparada para proceder a la deportación de los extranjeros ilegales, una vez concluya el Plan de regularización. De acuerdo a la entidad ya se disponen de los protocolos de deportación, los cuales se aplicarán guardando las disposiciones que aseguran los derechos humanos y las normas internacionales.
   
Ese anuncio viene bien, en momentos en que el país vive una situación complicada y difusa por una inmigración ilegal haitiana que, dada las dimensiones que ha alcanzado, está provocando situaciones de conflicto y agresiones que enturbian las relaciones entre los dos países, además de intranquilizar e indignar a las dos poblaciones. Esa situación se hace más confusa y conflictiva cuando todo luce que la Comunidad Internacional manipula para que el país sea la solución a la desesperada situación haitiana. Las aclaraciones hechas por el Presidente Medina al Secretario general de la ONU en la reciente Cumbre de Las Américas, deja entrever la presión que está recibiendo el país de parte de la Comunidad Internacional para que se le dé la nacionalidad a todos los haitianos ilegales que han pasado  la frontera  del lado dominicano. Esas presiones, completamente inaceptables, hacen más urgente y necesario que el gobierno dominicano, independientemente de la reacción haitiana, de unas vez y por todas defina con claridad, con firmeza y soberanía, y en un acto de nacionalismo bien entendido, una política migratoria que comience a resolver el problema domínico-haitiano.    
  
Esa política migratoria debe concebirse con un claro sentido de organización y de racionalidad del Estado, y debe concretizarse mediante un verdadero Plan Nacional de control de la frontera, eliminando toda la estructura mafiosa y comercial ilegal que actualmente permite el contrabando de mercancías y de personas. Eso es lo primero. Lo segundo, poner en ejecución el plan nacional de deportaciones masivas. Complace saber que por fin el Departamento de Migración ya está preparado para ello. Y por último, establecer un mecanismo para la importación temporal de mano de obra extranjera de común acuerdo con los empresarios nacionales y con la articulación de todas las instituciones públicas que han de intervenir. En ese sentido se puede rescatar el esquema institucional que se aplicaba en el CEA y que fuera descontinuado para dejar desmantelada la frontera, lo que dio lugar al actual desorden migratorio. Que se rescate lo bueno de esa institucionalidad y se elimine lo malo. 
    
Esa política migratoria así definida debe darse a conocer a la misma Comunidad Internacional, para que la República deje en claro su decidida voluntad de ponerle fin al actual desorden que solo da lugar a procesos disolventes antinacionales y a serios prejuicios de ambos lados que solo han entorpecido la racionalidad en la toma de decisiones, tal como quedara gravado en la sentencia del TC que victimizó a un conglomerado humano dominicanizado por el nacimiento y la crianza, desnacionalizándolo, y atribuyéndole una culpabilidad que solo la han tenido los gobernantes y empresarios de los dos países que se han beneficiado inhumanamente de la ilegalidad fronteriza.
¡Preparémonos para las deportaciones racionales!

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